En la historia del arte podemos encontrar infinidad de obras relacionadas con la maternidad, en las que casi siempre se retrata la ternura y el amor entre madre e hijo. Pero no todo lo relacionado con lo maternal es bello, y algunos artistas se han atrevido a plasmar otro lado de la maternidad, un lado un poco más oscuro… y menos explorado en el mundo del arte.
Te presentamos tres obras de tres grandes autores que nos muestran su sentir y visión sobre el papel de la madre:
- Mamá (1999), de Louise Bourgeois.
La artista franco-americana Louise Bourgeois creó una escultura gigante en forma de araña a la que tituló Mamá. La obra mide poco más de 9 metros de altura y 10 de ancho, está hecha de bronce, nitrato de plata y acero inoxidable, responsables de la coloración negra que hace que la pieza luzca más oscura y un tanto amenazante. Se inspiró en su madre ya que además de ser tejedora de profesión, las arañas representaban para ella la dualidad de un ser que puede proteger, pero al mismo tiempo acorralar o encarcelar, al igual que los huevos que lleva atrapados en su vientre como si estuvieran dentro de una celda.
Es una interesante obra para representar a una madre, pero que tiene un marcado dualismo que transmite fragilidad y fuerza a la vez. Podemos pensar que Bourgeois veía a su madre como un ser grande e imponente, pero a la vez frágil y delicado.
2. La virgen castigando al niño Jesús delante de tres testigos: André Breton, Paul Éluard y Max Ernst (1926), de Max Ernst.
Esta atrevida obra surrealista de Max Ernst retrata todo lo opuesto a las grandes pinturas que se han hecho sobre la Virgen María y el niño Jesús, en las que aparecen retratados en una escena perfecta llena de armonía y paz. Aquí el artista nacido en Alemania retrata a una madre molesta golpeando a su hijo, tanto, que hasta le ha hecho caer el halo de la cabeza…
Los tres testigos son nada más y nada menos que el fundador del movimiento surrealista, André Breton; el poeta Paul Éluard, también perteneciente a la corriente surrealista y el mismo autor de la obra, Max Ernst. Este cuadro muestra un lado más humano y real de Jesús y la Virgen, rompiendo con la tradición del arte sacro.
3. Las malas madres (1896-97), de Giovanni Segantini
Las Malas Madres fue el nombre que el pintor italiano Giovanni Segantini eligió para este óleo en el que se observan dos mujeres que parecen estar sufriendo un martirio. Segantini quedó huérfano desde muy niño, quedando al cuidado de unos parientes de los cuales huyó más adelante, lo que quizás le hizo ver la maternidad desde otra perspectiva, permitiéndose juzgar más fuertemente el papel de una madre.
La historia del cuadro no es muy bien conocida, pero se encuentra extrema similitud de esta pintura con otro de sus trabajos titulado El castigo de la lujuria (1891), en el que pintó dos mujeres suspendidas en el aire, sobre un paisaje también muy parecido y en el cual, la simbología comunica un castigo hacia las mujeres por un embarazo no logrado.
Texto por: Karyna Mezvery