El crecimiento y evolución de Lykke Li se pueden identificar en su cuarto álbum de estudio, So Sad So Sexy. El nuevo trabajo de la cantante sueca regresa manteniendo el amor como tema principal de sus versos aunque con un tono más alentador al ritmo de sintetizadores y distorsiones en la voz.
Esta producción continúa con temas desgarradores en la dramática interpretación de Li, pero esta vez se exhibe en una mezcla de géneros como el trap, el hip-hop y el synth-pop. No obstante, el cambio de tonalidades en su voz te atrapan desde el inicio, para armonizar tus estados de ánimo con los ambientes de base y acompañamientos vocales. Toda la obra es una constante de altibajos de atmósferas, entre melancólicas y alentadoras, para al final reventar con el hype de la cantante alternativa.
Sin duda este trabajo busca arriesgarse en nuevos terrenos para convertirse en un producto más digerible y comercial, respetando las tendencias de la actualidad, una decisión que quizá moleste a los fans de la trayectoria de Lykke Li. Sin embargo, eso no convierte al disco en un intento fallido, al contrario, logra rescatar el sentimiento de la estandarte de la mujer despechada y adaptarlo al teclado de percusiones eléctricas con 10 temas bastantes movidos y emotivos.
El sencillo homónimo al álbum, So Sad So Sexy es la perfecta presentación del regreso de Lykke Li, en una versión madura pero renovada.
Portada del álbum: